Profunda piel
Creo en bastantes cosas,
casi ninguna es elevada.
Creo en esta línea que lees de izquierda a derecha.
Creo en el sueño reparador.
Del ser humano, en verdad, desconfío,
pero mantengo la fe en las bromas de los amantes,
en sus suspiros y sus gemidos,
en los muros palpables,
y en los corazones frágiles.
La mentira de la certidumbre
envuelve la verdad mentirosa:
lo que yo un día sentí,
puede que un día tú sientas.
Creo sin duda en la duda:
el azar tiene razón,
pendemos de un hilo
que nadie tiene asido.
Creo en el sudor de tu frente, en la mano de obra,
en el fuego de la injusticia,
en el aullido del hombre-lobo,
en el ángel de la guarda,
y creo, al fin, en el cielo sobre Berlín…
Creo en las excepciones,
en los momentos extraños,
en las miradas que la noche desprende
como si se tratase de frutos raros.
Mi fe descansa, ante todo,
en la profundidad de tu piel.
Ama (Tenpora, 2024)