Idiota busca espejo

Muy de mañana el idiota
busca ya un espejo. 
No le falta donde elegir. 

El reflejo se reconoce, 
alborozado, en otro reflejo: 
“¡Somos tal para cual!”

Triste es el destino 
cuando nos iguala por lo bajo. 
¿No será mejor 
revolcarse en el arroyo
entre espejos rotos? 

“Espejo, espejito,
¿quién es el mejor atleta
del reino?” 
Me señala a mí, 
y soy un tullido mental. 

Iguales e igual de planos
somos los espejos de dos patas; 
una pobre simetría
nos iguala. 

Los espejos brillan, 
pero ¿qué reflejan en realidad 
cuando están frente a frente? 

Los espejos brillan, 
pero ¿se parecen a mí 
dos espejos frente a frente? 

Espejos que atraen y arrastran, 
los espejos de los idiotas: 
si te pillan en medio
te succionan. 

“Espejo, espejito,
¿quién es el mejor atleta 
del reino?” 
Me señala a mí, 
y soy un tullido mental.