Kea behelainopean bezala

1994

Edita: Susa (euskera)
Año: 1994
ISBN: 84-86766-53-2
Págs: 79


Cierto, yo tenía un desconocido en Sarajevo, 
como en Mostar Gernika Phom Penh Hiroshima Bagdad,
mi des conocido tenía buen oído y un petate verde oliva,
tocaba bien el piano aquel conocido mío aunque al piano
le faltase una cuerda, porque agujereaban ríos helados
para pescar truchas y no había cuerda en las ferreterías.
Créanme, yo tenía un primo lejano en Sarajevo;
lo he visto por primera vez esta mañana en el periódico
con sus ojos de pana y sus pantalones de carbón,
mi primo segundo me ha dicho que he engordado un tanto,
que últimamente está inquieto,
me ha preguntado si acaso aquí nacen también
sin corazón las truchas.

Me he encogido de hombros, yo de vísceras no sé,
le digo: no ha de temer que nadie le robe el corazón,
siempre y cuando se ate bien el último botón de la camisa
y vuelva a casa temprano.

Creánme, yo tenía un primo carnal en Sarajevo, 
y se ha echado a llorar, y ha abierto fuego igual que nosotros
abrimos una lata de cerveza;
vacíos y vacunos nuestros ojos,
la cuerda de un piano le rodeaba el cuello,
me hablaba sin labios, querido hermano, no merece la pena,
aquí los pianos sólo ejecutan ya el tañido de las campanas.

Créanme, también yo estuve allí, en Sarajevo,
con una cámara Yashica último modelo;
la paz y el miedo enraizándose en una misma mano,
el viento rasgaba camisas desabotonadas
al entrar en los túneles; mediadores en trenes
ahogándose camino
de su propia
aorta.